El animismo (del latín anima, alma) es una religión que engloba diversas creencias en las que tanto objetos (útiles de uso cotidiano o bien aquellos reservados a ocasiones especiales) como cualquier elemento del mundo natural (montañas, ríos, el cielo, la tierra, determinados lugares característicos, rocas, plantas, animales, árboles, etc.) están dotados de alma y son venerados o temidos como dioses, especialmente la diosa madre ; que simboliza la fertilidad. Si bien dentro de esta concepción cabrían múltiples variantes del fenómeno, como la creencia en seres espirituales, incluidas las almas humanas, en la práctica la definición se extiende a que seres sobrenaturales personificados, dotados de razón, inteligencia y voluntad, habitan los objetos inanimados y gobiernan su existencia. Esto se puede expresar simplemente como que todo está vivo, es consciente o tiene un alma.
Vida después de la muerte
La mayoría de los sistemas de creencias animistas sostienen que existe un alma que sobrevive a la muerte del cuerpo. Creen que el alma pasa a un mundo más cómodo, de abundantes juegos y cultivos agrícolas continuos. Otros sistemas, como el de los Navajo de América del Norte, aseguran que el alma permanece en la Tierra como fantasma, a veces malvado.
Otras culturas combinan estas dos creencias, y afirman que el alma debe escapar de este plano y no perderse en el camino, de lo contrario se volvería fantasma y vagaría durante mucho tiempo. Para el éxito en esta tarea los supervivientes del muerto consideran necesario realizar funerales de duelo y adoración a los ancestros. En las culturas animistas a veces los rituales no son realizados por los particulares sino por sacerdotes o chamanes que se supone poseen poderes espirituales más grandes o diferentes a la experiencia humana normal.
La práctica de reducción de cabezas que realizaban algunas culturas de América del Sur deriva de la creencia animista en que el alma del enemigo puede escapar si no se atrapa dentro de su cráneo. El enemigo entonces transmigraría al útero de una hembra de animal depredador, de donde nacería para vengarse del asesino
En África el animismo se encuentra en su versión más compleja y acabada, siendo así que incluye el concepto de magara o fuerza vital universal, que conecta a todos los seres animados, así como la creencia en una relación estrecha entre las almas de los vivos y los muertos. En otros lugares el animismo es en cambio la creencia en que los objetos (como animales, herramientas y fenómenos naturales) son o poseen expresiones de vida inteligente.
Los neopaganos a veces describen como animista a su sistema de creencias; un ejemplo de esta idea es que la Diosa madre y el Dios cornudo coexisten en todas las cosas. Asimismo, los panteístas igualan a Dios con la existencia.
El término también es el nombre de una teoría de la religión propuesta en 1871 por el antropólogo sir Edward Burnett Tylor en su libro Primitive Culture (Cultura primitiva).
CREENCIAS DEL ANIMISMO
El principio general del animismo es la creencia en la existencia de una fuerza vital sustancial presente en todos los seres animados, y sostiene la interrelación entre el mundo de los vivos y el de los muertos, reconociendo la existencia de múltiples Dioses con los que se puede interactuar, o de un Dios único aunque inaccesible en una adaptación moderna. Sus orígenes no son precisables al contrario que las religiones proféticas, siendo junto al chamanismo una de las más antiguas creencias de la Humanidad. Ya la religión del Antiguo Egipto está fundada sobre bases animistas.
CARACTERISTICAS GENERALES
- La vida de los ancestros continúa después de la muerte.
- Se puede interactuar directamente con los espíritus.
- Se reconoce la existencia de una gran variedad de espíritus y dioses.
- El alma puede abandonar el cuerpo durante trances o sueños.
- Se cree en la mediación de personas sagradas: chamanes, brujos.
- Hay seres espirituales que viven en el alma o espíritu del ser humano.
- Se fusionan conceptos: individuo-comunidad, presente-pasado, objeto-símbolo.
- Se realizan ofrendas o sacrificios expiatorios.
Vida después de la muerte
La mayoría de los sistemas de creencias animistas sostienen que existe un alma que sobrevive a la muerte del cuerpo. Creen que el alma pasa a un mundo más cómodo, de abundantes juegos y cultivos agrícolas continuos. Otros sistemas, como el de los Navajo de América del Norte, aseguran que el alma permanece en la Tierra como fantasma, a veces malvado.
Otras culturas combinan estas dos creencias, y afirman que el alma debe escapar de este plano y no perderse en el camino, de lo contrario se volvería fantasma y vagaría durante mucho tiempo. Para el éxito en esta tarea los supervivientes del muerto consideran necesario realizar funerales de duelo y adoración a los ancestros. En las culturas animistas a veces los rituales no son realizados por los particulares sino por sacerdotes o chamanes que se supone poseen poderes espirituales más grandes o diferentes a la experiencia humana normal.
La práctica de reducción de cabezas que realizaban algunas culturas de América del Sur deriva de la creencia animista en que el alma del enemigo puede escapar si no se atrapa dentro de su cráneo. El enemigo entonces transmigraría al útero de una hembra de animal depredador, de donde nacería para vengarse del asesino
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